La asociación Djerelo sigue atendiendo a familias que acaban de huir y apunta que las principales dificultades son encontrar piso de alquiler o trabajo
Las Fiestas de la Merced 2023 están a punto de empezar y este año Kiiv, la capital de Ucrania, es la ciudad invitada . La cultura ucraniana tendrá un peso importante como muestra de solidaridad hacia este país en guerra desde febrero del 2022. Ha pasado más de año y medio desde que la invasión rusa estalló y las familias refugiadas en Barcelona todavía necesitan ayuda . En el nuevo centro de la asociación Djerelo, en el Parque y la Laguna del Poblenou, les ofrecen ropa y comida.
Dentro del local decenas de cajas de madera colonizan el suelo: contienen arroz, pasta, leche o legumbres , productos básicos del Banc dels Aliments que las familias se llevan con carretillas. También ponen ropa que la entidad recibe y clasifica de forma bien ordenada a decenas de estanterías. Hay sobre todo mujer y niño. “Cada día vienen unas 70 o 80 personas. A principios de mes, cuando tenemos más producto, incluso se forman largas colas ”, explica Marian Kovalchuk, voluntario.
Según Kovalchuk, que la ayuda todavía sea necesaria ahora que ya hace tiempo que muchos refugiados viven en la ciudad tiene una explicación clara: el conflicto bélico todavía se mantiene vivo y esto provoca que actualmente muchas familias vayan huyendo y elijan Barcelona para empezar de cero . Nadia Gromadska es un ejemplo. Sus hijos están ahí desde marzo del 2022 y ella hace apenas un mes que ha llegado para reencontrarse con ellos. Es de Dnipró, municipio bombardeado por el ejército ruso .
Encontrar piso de alquiler o trabajo, la gran barrera
“Soy abuela y, ahora que se acerca el frío, he venido al centro humanitario para buscar ropa de abrigar para mi nieta de 14 años”, relata. Las dificultades para quienes ya llevan tiempo instalados, apunta Kovalchuk, son dos: encontrar piso de alquiler y un buen trabajo , y eso no les permite salir adelante. Marina Stepko por fin ha conseguido casa después de un año: “El administrador de fincas no se creía que pudiera pagar el alquiler y temían que acabara ocupando el piso “, asegura.
Por lo que respecta al trabajo, Stepko se dedica a limpiar casas y oficinas. En Kiiv, donde vivía desde 2014, trabajaba para una gran compañía de seguros. Pese a las dificultades con las que chocan los ucranianos en Barcelona, la asociación Djerelo asegura que es una buena ciudad de acogida. “Es perfecta, la gente nos ayuda mucho” , sentencia Olha Dzyuban, presidenta de la entidad. Ahora buscan nuevo local para la asociación porque en pocos días se quedan sin la sede de Sants-Montjuïc.
